Grand Slam Chess Association
Final de Maestros del Grand Slam de Ajedrez en Bilbao
BORGES Y EL AJEDREZ A LA CIEGA
Jorge Luis Borges escribió un poema de ajedrez que reflexionaba sobre quién rige los destinos del hombre y de Dios. Este genial narrador publicó también un relato titulado, Pierre Menard autor de El Quijote, donde hacía referencia a la apertura Ruy López y a algunas propuestas luego rechazadas sobre como mejorar el ajedrez.
Pero Borges, un maestro de la literatura, desarrolló su arte de escribir a pesar de ser invidente durante gran parte de su vida. En el ajedrez también es posible alcanzar grandes logros y crear auténticas joyas sin ver el tablero, bien porque un jugador sin problemas visuales juegue a la ciega, bien porque por su invidencia tenga que practicar esta modalidad. El lenguaje del ajedrez es universal, además no entiende de idiomas, culturas o nivel socioeconómico, y ese es parte del atractivo que ha cautivado a jugadores de todas las épocas.
Bilbao, que acogió en el Museo Guggenheim un espectacular encuentro entre el búlgaro Veselin Topálov, campeón del mundo en 2005, y la húngara Judit Polgar, considerada la mejor jugadora femenina de la historia, y el pasado año la Copa del Mundo a ciegas, alberga este año un encuentro entre las selecciones de invidentes de Polonia y de Euskadi. Este tipo de eventos despiertan el interés de todos los públicos, aficionados o no, que descubren, o confirman la capacidad de la mente humana para hacer cosas propias de supercomputadoras. Además, hay que añadir que en las olimpiadas de naciones de ajedrez que se disputan cada dos años interviene, en las mismas condiciones que los jugadores videntes de Rusia, Estados Unidos o China, una selección mundial de ciegos.
Las primeras referencias del ajedrez a la ciega datan del año 820 y hacen referencia a un jugador llamado Said Ben Yugair Al Kufi. En Occidente, el ajedrecista Joseph Techelebi asombraba también por esta increíble habilidad. Techelebi tuvo suerte de que sus artes no fueran consideradas diabólicas y por ende de no morir en la hoguera. Porque si jugar una partida a la ciega podía ser un enigma, qué decir de la exhibición de Sarrasin Buzzeca que jugó tres partidas a la ciega en Florencia (Italia) en 1266. Siglos después otros destacados jugadores hicieron referencia a esta modalidad, desde Damiano en el siglo XVI, a Philidor, a finales del XVIII; o a magos de la mente, como el estadounidense Harry Nelson Pillsbury que se enfrentó a 22 jugadores, perdiendo tan sólo 3 partidas, en 1902, al tiempo que era capaz de recordar una serie de palabras inexistentes. El argentino Miguel Najdorf llevó este registró a limites casi imposibles en Sao Paulo en 1947, cuando se enfrentó a 45 jugadores. El motivo de esta exhibición fue tratar de llamar la atención mundialmente, como así sucedió, para saber si había familiares que habían sobrevivido en el gueto de Varsovia tras concluir la II Guerra Mundial. Por desgracia, la hazaña de Najdorf fue sólo deportiva y no humana.
El húngaro Flesch, frente a 52 contrarios, en 1960 y meses más tarde el estadounidense Koltanowski ante 56, dejaron casi para la eternidad el registro de mayor numero de partidas simultáneas a la ciega.
Un torneo que se celebra anualmente en una de sus modalidades a la ciega -la otra es la de ajedrez semirrápido-, es el Melody Amber de Mónaco. Los mejores jugadores del mundo participan en este torneo desde 1992, y entre los ganadores figuran el indio Viswanathan Anand o el búlgaro Veselin Topalov, ambos disputando estos días la Final de Maestros, aunque en esta ocasión viendo el tablero y las piezas. Todos ellos crean belleza para los aficionados como lo hacía Borges para sus lectores con sus geniales relatos.
Bilbao, 7 de septiembre de 2008Reportaje elaborado por la Organización de la Final de Maestros del Grand Slam de Ajedrez. Utilización libre por los medios de comunicación.
Bilbao, 7 de septiembre de 20088
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