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Un Arquímedes moderno |
Sucesos en el tablero
A raíz de una fiesta familiar, un amigo del Gran Maestro ruso y entrenador Igor Saizev habló con él a solas en un rincón de la casa y le hizo saber una posición de ajedrez bastante particular, que es como sigue:
“Nuestro” maestro ya estaba acostumbrado a que intensasen tomarle el pelo en este tipo de situaciones. Toda vez que sus familiares y amigos siempre tuvieron que rendirse en las partidas libres y así, ocurría que de vez en cuando, alguien se acercaba al maestro con un problema de ajedrez, que había encontrado en una revista y se lo planteaba con cara de ingenio. El Gran Maestro Saizev siempre contestaba lo mismo: Este problema no representa ningún obstáculo que no pueda ser resuelto con rapidez. Comenzó desde el punto de partida con 1. e4 c6 2. Ab5 e6 3. Axc6 dxc6 Una vez vista la secuencia de las jugadas, dijo:
Sin embargo, la persona situada enfrente y de forma descarada habló con absoluta firmeza:
El Gran Maestro se enfadó mucho y en consecuencia dio por finalizada la fiesta familiar, exclamando excitado:
Finalmente se trataba de defender el honor patriótico por encima del profesional. Se puso a meditar sobre la posición durante más de una hora y en esta interinidad fue sometido a las compasivas miradas y las masculinas también de forma maliciosa. ¡Por fin había caído en la cuenta y la reputación del futuro estaba a salvo! Poco tiempo después durante la preparación para el torneo interzonal en Riga 1979 estuvieron reunidos durante una tarde en plan de tertulia los maestros Saizev, Tal, Polugajevski, Kusmin y otros participantes. De repente se le ocurrió a Saizev la feliz idea de sacarse de la chistera el problema de ajedrez antes-citado. El equipo de los Grandes Maestros empezó a cavilar. No pasó ni un cuarto de hora, que algunos de los presentes estaba ya al borde del ataque de nervios. Ocurrió, lo que acostumbraba suceder en estas selectas rondas y es que Mikhail Tal estalló en una estentórea carcajada y exclamó: “¡Heureka!”
(Recordemos que esta palabra fue pronunciada por Arquímedes, cuando encontró la solución del empuje hidrostático, lo cual significa: “¡Lo he encontrado!” que es “Un grito de alegría”)
La corona de Arquímedes
Mikhail Tal ensenó a sus colegas la solución al enigma: 1. e4 e6 2. Ab5 Re7 3. Axd7 c6 4. Ae8 Rxe8 y dijo de una manera simplemente admirable: “Francamente la maniobra del Rey es fantástica.”
Por Albin Pötzsch (Meissen) Traducido e ilustrado por Frank Mayer – revisado por Salvador Aldeguer Barcelona, febrero de 2009 |