Frank Mayer
Frank Mayer - Revisado por Joan Canal

Sucesos en el tablero:
El peón equivocado

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Gisela Gresser

Este suceso ocurrió durante los primeros campeonatos mundiales femeninos después de la segunda guerra mundial en Moscú en el año 1950.

Al enfrentarse la favorita rusa, Elisaveta Bykova (que efectivamente 3 años después ganó el título mundial) y la americana Gisela Gresser, se tuvo que aplazar la partida en la siguiente posición:

Tablero
Gresser - Bykova. Moscú 1950

Para reanudar la partida, las dos jugadoras tomaron sus asientos.

El árbitro Alexander Prorvich abrió el sobre en el cual se encontraba la planilla con la jugada secreta de las blancas.

Algo desorientado, miró las anotaciones, pero como jugada 41 sólo pudo apreciar los siguientes signos: una “p” para “pawn”, después un garabato y finalmente un “5”.

De esta anotación se pudo concluir que un peón "americano" había avanzado hasta la línea 5.

¿Pero cuál?

El árbitro no dominaba el idioma inglés y, en consecuencia, enseñó a la jugadora americana la hoja, señalando las casillas g5 y h5 con cara inquisitiva.

Gisela Gresser , 9 veces campeona de USA, una belleza de Nueva York, seguramente, a parte de la francesa Chaude de Silans, la imagen más elegante de las 16 participantes, mostró su sonrisa más encantadora, encogió los hombros y apuntó hacia la casilla g5.

Gisela Gresser
Gisela Gresser, 1906 – 2000. Cortesía: bidmonfa.com

A continuación, el árbitro avanzó un paso el peón blanco y puso en marcha el reloj de la rusa.

La partida siguió: una pregunta de ser o no ser se había decidido.

Porque 41. g5 resultó ser la jugada perdedora, como se pudo comprobar rápidamente después de 41....fxg5, 42. fxg5 - hxg5, 43. hxg5 - Re5, 44. g6 – fxg6, 45. fxg6 – Rf6, 46. Rf2 – Rxg6, 47. Rf3 – Rf5.

Poco después, las blancas se rindieron:

Tablero

No obstante, la otra jugada a tomar en consideración hubiera puesto en aprietos a las negras:

41. h5! – Rd6 (41....Re4? pierde: 42. g5! – fxg5, 43. fxg5 – Rxf5, 44. gxh6 – Rf6, y las negras se encuentran en “Zugzwang”):

Tablero

42. g5 – fxg5, 43. fxg5 – Re7, 44. g6 – fxg6, 45. fxg6 – Rf6 con una posición de tablas teóricas:

Tablero

Las blancas se comerán, por su peón c2, los peones centrales adversarios, pero al avanzar más con su rey, las negras podrán refugiarse en una posición de ahogado.

Un ejemplo que entró en la historia de la literatura ajedrecística

Partidas aplazadas

Para los/as jóvenes lectores/as, que no hayan vivido o no conozcan esta experiencia, explicaremos lo que era la norma hasta principios de los años 90: el aplazamiento de partidas.

Si no se había terminado, la partida se aplazaba normalmente en la jugada 40 (justo después de pasado el control de tiempo) para reanudarla en una hora o fecha posterior.

(Nota del "revisor": Como suelo terminar la mayoría de mis partidas antes de la jugada 40, yo no aplazaba muchas, pero haciendo memoria y rebuscando viejas planillas, he visto que todas mis partidas del Campeonato de Catalunya aplazadas durante los años 80 lo fueron tras la jugada 45 -control de tiempo de la época-. También recuerdo que, si había "ping-pong" para pasar el control y ambos jugadores se excedían en el nº de jugadas, el aplazamiento se efectuaba tras haberse "calmado" la situación, comprobado que los dos habían pasado el control y a partir de la jugada en la que se hubiera quedado la partida)

En el momento del aplazamiento, el jugador de blancas tenía que anotar de forma vinculante su próxima jugada (la llamada "jugada secreta") en la planilla, sin que su adversario pudiera verla. Ambas planillas se introducían en un sobre que se cerraba y sobre el que se anotaban las posiciones, nombres de los jugadores, tiempos de reflexión consumidos, cuál de los jugadores tenía que mover en qué jugada, así como la fecha y el lugar para la reanudación de la partida. Ambos jugadores tenían que firmar en el lugar en que se cerraba el sobre, como garantía de que no sería abierto. El sobre quedaba en posesión del árbitro o, en su defecto, del delegado del equipo local o responsable del club donde se disputaba la competición.

Al reanudar la partida, el jugador al que le tocaba mover tenía que realizar forzosamente la jugada anotada. Si, por el motivo que fuera -normalmente, el nerviosismo inherente a una situación de “Zeitnot” y posterior reflexión sobre una jugada comprometida- había anotado una jugada imposible o ilegible, se le daba la partida por perdida.

(Nota del "revisor": Es por ello que, en la anécdota que relata Frank, la Sra. Gresser debería haber perdido automáticamente la partida. No obstante, debemos inferir que el árbitro soviético fue todo un caballero -o que por algún motivo ya sabía que haría la jugada incorrecta!- al dejarle escoger)

No obstante, a causa de la llegada e introducción de los programas de ajedrez, y especialmente las bases de datos de los finales, que permiten una valoración exacta de la posición, se suprimió la regla de las partidas aplazadas por considerar estas técnicas una ayuda no permitida para los análisis de la partida.

(Nota del "revisor": El principal motivo para la supresión de los aplazamientos, anterior a los sofisticados programas y bases de datos de la actualidad, fue la creciente necesidad de: a) acortar la longitud de las partidas b) determinar con exactitud su hora límite de finalización Quien más quien menos puede recordar alguna partida del Cto. de Catalunya con dos aplazamientos, el primero para el Domingo por la tarde y el segundo para el Lunes por la noche!! Un simple aplazamiento hacía obligatorio que todo el equipo o, como mínimo la mitad que viajaba en uno de los dos coches, tuviera que quedarse a comer "en campo contrario", con los trastornos familiares que ello comportaba) .

 

Fuente: Albin Pötsch, Meissen

Frank Mayer - Revisado por Joan Canal
Barcelona, en enero de 2007
Maquetación: Antón Busto

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