Frank Mayer
Frank Mayer - Revisado por Josep Arias

El último sueño del Viejo

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Un cuento de ajedrez por Andreas Keil

El viejo

 

 

 

¡Hoy le necesitan otra vez!

Esta idea estimuló al viejo, cuando Él abrió sus ojos por la mañana.....

La mirada del Viejo siguió lentamente los rayos dominicales del sol, que se deslizaban opacos a través de las gruesas cortinas.

Se reflejaron en el enorme tablero sobre-dimensional de madera, que le habían regalado sus compañeros de equipo con ocasión de su 90 aniversario.

Las casillas blancas cegaron sus viejos párpados, mientras las negras le parecían más nítidas que nunca.

Su mirada se deslizó casilla por casilla a lo largo de la diagonal negra, desde h8, donde solía montar con éxito una barricada para su rey, pasando por g7, su casilla preferida para el fianchetto, a f6 y c3, donde Él planteaba a veces un sacrificio, hasta la esquina distanciada de a1, donde Él, con frecuencia, había podido hostigar peligrosamente a los reyes blancos cobijados en su enroque largo.

Ciertamente, ya había pasado hacía mucho la época en que era respetado como un adversario temible allá en su tierra natal, pero no había disminuido en nada su entusiasmo por el juego y su afán de estar a disposición de su club de ajedrez.

Para hoy estaba fijado un encuentro importante. El Viejo no se hizo de rogar demasiado, cuando el equipo le pidió que volviera a sentarse frente al tablero.

Pero también sabía que se lo habían pedido tan sólo como acto de respeto frente a Él. No solamente apenas había jugado en los últimos años, sino que le costaba cada vez más concentrarse ante el tablero durante horas.

Además, hoy habría de enfrentarse con Joven, un jugador agresivo y ascendente, que le había vencido con cierta facilidad, hacía algunos años.

Sí, era consciente de la dificultad de su tarea, pero Él no temía una posible derrota. Hacía años que esto no le inquietaba.

Cuando el capitán del equipo leyó los emparejamientos con una sonrisa pícara –bajo la mirada divertida de los otros jugadores – anunció: “tablero 8: Joven contra Viejo”, el Viejo sintió un hormigueo desafiante en las puntas de sus dedos.

Por supuesto, nadie tenía que presentarle. Todos conocían sobradamente su nombre y su historial. La mayoría de los presentes habían sido sus discípulos en ajedrez.

Ahora Él estaba dispuesto a jugar, como siempre, con la máxima concentración.

Blancas: Joven
Negras: Viejo

1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cxd4 4. Cxd4 Cf6 5. f3!?

Joven jugaba muy rápido, con una sonrisa algo impertinente en su rostro. Una siciliana abierta con 5. f3; el Viejo respiró profundamente. En realidad, siempre prefería desarrollarse tranquilamente, enrocar, y después, poco a poco, desde una posición segura, pero activa, ir buscando huecos en el campo contrario. Variantes tranquilas, tipo dragón o erizo, que no produjesen dificultades a las negras como podría ser un avance c4 de la blancas. Seguramente debía haber permanecido ya durante varios minutos con los ojos fijos en el tablero, cuando se acercó el capitán, un caballero de pelo gris, de algo más de sesentas años. Cuando Él era joven, siempre había preferido hundirse con las banderas enhiestas frente al viento, antes que dejarse arrastrara una posición que no se aviniese con su estilo de juego.

5....e5 6. Ab5+ Cbd7 7. Cf5 d5!

‘Esto ya empieza a tener buen aspecto’, pensó el Viejo, una vez que se decidió por esta serie de jugadas. Pero no las tenía todas consigo si el adversario jugaba la lógica 8. exd5, que recomienda la teoría. Sin embargo, su agresivo adversario había preparado otra cosa.

8. Ag5?

Tablero

Tras ejecutar este largo desplazamiento sobre el tablero, el dinámico Joven, se levantó, se estiró y, divertido, empezó a atar con agujetas el nudo de su bolsa de comida. El Viejo percibió, que su adversario había conseguido lo que quería: ¡Complicaciones!

El Viejo trató de calcular algunas variantes, pero ya no lo consiguió. Finalmente, Él hubo de resignarse a la evidencia: aquella no sería una tranquila partida posicional. Su adversario sacó una manzana de su bolsa y sorbió varios tragos de una botella abigarrada, que llevaba la misteriosa inscripción “Energy Drink”.

¡‘Bueno’, pensó el Viejo, ‘parece que el ajedrez es un juego complicado’!

8...Da5+ 9. Cc3 d4 10. Cxd4 exd4 11. Dxd4

En principio, el Viejo estaba ahora contento consigo mismo por haber aceptado el reto y ganado un caballo por dos peones.

Pero cuanto más fijaba sus ojos sobre la dama blanca situada sobre la gran diagonal negra, más peligrosa le parecía. Los brazos tranquilamente cruzados del contrincante, reforzaron su impresión. Sus dos tan apreciados caballos estaban clavados, y mientras que Él no podía ni soñar en enrocarse, las blancas se disponían a colocar una torre en la columna “d” mediante el enroque largo.

Él temía el avance “e5”, y ya le parecía escuchar un amenazador “¡Jaque con perdida de la dama!” de su contrincante después de Ae7 y Axd7+.

Esta vez, el Viejo ya no intentó calcular variantes, sino que se basó en su intuición.

11. ...Ab4!?

Tal vez sería posible eliminar el Cc3 y el Ab5.

O después de De5+ encontrar un sitio seguro en f8 para su rey. O bien entrar en un final con un peón blanco doblado y aislado en la columna “c”?!

Ahora, Joven se inclinó sobre el tablero y olvidó su manzana.

El Viejo presentía que su adversario cavilaría ahora prolongadamente.

Así que empuñó su bastón, se levantó luchando contra sus piernas frágiles y arrastró sus pies hasta la habitación vecina para prepararse un té negro sencillo.

Vertió la bebida humeante de una olla metálica tuerta, sobre la cual hacía decenios que se gastaban bromas, pero que nadie se decidía a tirar a la basura.

Cuando el Viejo colocó prudentemente la olla al lado del tablero, su adversario ejecutó un nuevo jaque

12. Axd7+ Axd7 13. Axf6 gxf6 14. 0-0-0 Ae6 15. Cd5 Axd5 16. Dxf6?!

Tablero

Hasta ahora, el Viejo se había limitado a jugar a la contra. En este momento temía a la dama blanca, plena de vigor. ¿Cómo era posible que le hubiese engañado del tal modo su sentido de ajedrez, desarrollado durante cientos de partidas y a lo largo de decenios?

¿No había hecho Él todo lo que había predicado a sus discípulos: un juego activo, mover cada pieza una sola vez durante la apertura y cambiar rápidamente la piezas adversarias peligrosas?

Y ahora presentía que esa dama blanca le impediría enrocar y le arrebataría al menos una torre mediante Dxh8+ ; o bien mediante Txd5, si Él intentaba apoyar la huída del monarca negro.

Por unos instantes, el Viejo se sintió humillado.

Pero había llegado el momento de demostrar que Él seguía siendo alguien.

Todo el entorno del tablero parecía envuelto en una neblina tenue. De pronto, su mano derecha se movió temblorosa, como si no le perteneciese, en dirección a su dama negra que avanzó paso a paso.

16. ....Dxa2!!

El Viejo sujetó firmemente en su mano el peón capturado y no se movió ni un milímetro.

Se dio cuenta de que los ojos de su adversario paseaban intranquilos de “h8” a “a1”, en una y otra dirección.

Joven puso su manzana al lado de la olla del Viejo; luego golpeó.

17. Dxh8+

¡Ganancia de la torre y jaque!

17.....Re7

Tablero

Sin ninguna inquietud, Él empujó su rey hacia delante tan solo con la punta de un dedo. El cuerpo del Viejo estaba en máxima tensión. No prestó ninguna atención a su única torre superviviente en “a8”, dispuesta a sacrificarse a la voracidad de la dama blanca.

Él sólo tenía ojos para la casilla “a1”.

18. De5+

“¡Jaque!” Por supuesto, Joven había visto el mate negro con Da1, que le obligaba a perdonar a la segunda torre negra, y empezaba a moverse sin cesar nerviosamente en su silla.

18....Ae6, 19. Dc7+

Por quinta vez “jaque”, pero ya solo en voz baja.

Joven había calculado, que 19. Dg5+ no le podía servir, porque después de 19...f6! 20. Dg7+ Af7 fracasarían todos los trucos a base de Td7+, ya que la dama negra desde “a2” cubría el Af7.

Mientras tanto, el Viejo fijó cautelosamente su mirada en el monarca blanco.

19. ....Re8

Nuevamente y solo con las puntas de sus dedos retiró el Viejo el rey a su casilla nativa, con la impresión de que destruía la esperanza de las blancas en Rf8? Td8+.

20. c3

Casi sin moverse, el Viejo efectuó ahora otra jugada corta, que habría de obligar a la señora blanca a regresar a la diagonal negra como por arte de magia.

20.....Tc8 21. De5

Tablero

¡De repente el Viejo estalló, quebrando su tensa postura de acecho! Él cogió su torre y – seguramente con el movimiento más rápido desde hacía muchos años – la impulsó hacia delante....

21.....Txc3+!!

Estallido – “¡Jaque al rey blanco!”

¡La segunda torre del Viejo era nuevamente sacrificada!

Joven se hundió sobre el tablero.

El cerebro del Viejo volvió a funcionar como en los viejos tiempos.

Con gran satisfacción Él vio, que tanto la desesperante 22. Rd2 (después de Dxb2+ 23. Re1 Tc1+) como la resignada 22. Dxc3 (después de Axc3 23. bxc3 Ab3!) ofrecería a las blancas un final inmediato de mate.

22. bxc3 Aa3!# ¡Jaque mate!

Tablero

Joven dio rápidamente la mano al Viejo. Se levantó y retrocedió un paso.

Sólo ahora y muy lentamente se disipó la neblina que envolvía el tablero para el Viejo. La manzana y el té seguían intactos. Él no estaba solo: sin que lo hubiese advertido, todos los jugadores de su equipo y del otro estaban agrupados en torno a su tablero y rompieron en un aplauso unánime. Le estrechaban la mano, le daban afectuosas palmadas en el hombro e incluso alguien le puso el rey blanco como trofeo en el bolsillo de la camisa.

Cuando el Viejo, aquella noche, estuvo acostado, vio el tablero grande de madera a la luz mortecina de las faroles de la calle.

Ya no sabía, si realmente se había levantado en el día de hoy o si Él había soñado durante todo el día. Cuando el Viejo cerró finalmente los ojos, Él presintió, que dormiría durante mucho, mucho tiempo... Sin embargo, Él no tenía ningún miedo y su sonrisa resplandecía de felicidad.

Nota

Mi entrenador juvenil de ajedrez Erich Uebe (1906-2002) habría celebrado el 22 de julio de 2006 su 100 aniversario. Fue ajedrecista en activo hasta su último año de vida y socio del club de ajedrez de Bitterfeld desde 1914.

La partida en la que se basa este cuento, Paul Robson contra Andreas Keil, se jugó en la 1ª ronda de la final nacional de los campeonatos de los Servicios Públicos de Gran Bretaña en Leeds, Inglaterra, el 26 de julio de 2006.

 

Frank Mayer - Revisado por Josep Arias
Barcelona, febrero de 2007
Maquetación: Antón Busto

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