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La muerte en Venecia |
Introducción
Gustav von Aschenbach (Dirk Bogarde), un compositor alemán que acaba de sufrir un enorme fracaso con el estreno de su última obra, llega a Venecia en el verano de 1911, hundido y desalentado, creyendo haber perdido su humanidad y su juventud. Pese a que su único objetivo es hallar la paz y el reposo, pronto descubre que todo a su alrededor se encuentra en el mismo decadente estado de su persona.
En el Hotel Des Bains (Lido - Venecia) una familia de veraneantes polacos llama la atención del músico, especialmente el joven Tadzio (Bjorn Andersen), un adolescente por el que siente una súbita e intensa atracción. Este impactante hecho hace que Aschenbach quiera abandonar Venecia. En la estación descubre que su equipaje se ha extraviado, pero lejos de desesperar se siente liberado por no tener que huir. Pese a que la ciudad se halla infectada por una epidemia de cólera, Aschenbach permanece en el Lido veneciano, abandonándose a la enfermedad sin resistencia alguna, como medio para dejar un mundo en el que la perfección es imposible. Una obra maestra de Visconti. La película se erige en un festival visual aderezado con una música acertada para crear ese ambiente elegíaco que otorga, a esta adaptación de la famosa novela de Thomas Mann, el carácter de obra de culto para muchos cinéfilos. El filme se asienta en tres pilares básicos: la soberbia interpretación de Bogarde, la envolvente música de Mahler (Adagio de la 3ª y 5ª sinfonía) y la bellísima fotografía de Pasqualino de Santis. La visita No pudimos dejar de visitar los lugares donde se rodó la película y como prueba enseñamos algunas fotos allí obtenidas
Sabiendo que a principios del siglo XX, durante la ”belle époque”, era una obligación de las personas famosas que visitaban Venecia alojarse en el mejor hotel de la plaza y disfrutar de un lujo propio de aquellos tiempos; nos acercamos a la conserjería para preguntar, ya con cierta intención, por la historia del hotel, en particular por la de los primeros años del siglo XX en los que se desarrolla la novela “La muerte en Venecia”. Después de varios intentos y mucho insistir, logramos nuestro objetivo ayudados por el gerente del hotel ahora perteneciente al grupo Sheraton. Huellas del ajedrez Como gran aficionado al ajedrez, quisimos averiguar si en aquellos años tuvieron lugar torneos de ajedrez en este distinguido establecimiento, cosa no muy extraña en una época en que las competiciones de ajedrez se celebraban en los mejores lugares del mundo. Después de algo más de una hora de búsqueda en los archivos del hotel, encontramos, casi por casualidad, algo que podría interesar a nuestros lectores: Según las memorias del hotel, se organizaron torneos de ajedrez y también simultáneas especialmente en el salón abajo indicado:
Más detalles sobre los participantes no hemos podido averiguar. Reflexiones Dejando vagar a nuestra imaginación, sabiendo que en aquellos años se alojaron allí famosos personajes de la sociedad, de los comienzos del cine, del canto y también Maestros de ajedrez, nos permitimos recordar una partida simultánea del año 1900 disputada entre Jacques Mieses y un jugador desconocido.
Ese “desconocido” bien podría haber sido Enrico Caruso (1873 – 1921), el mejor tenor de todos los tiempos, pero con un nivel no más alto que el de un jugador de café. JACQUES MIESES - ENRICO CARUSO 1.e4 e5 2.Cc3 Cf6 3.Ac4 Cxe4 4.Dh5 Cd6 5.Ab3 Ae7 6.d3 0–0 7.Cf3 Cc6 8.Ag5 h6 9.h4 Ce8 10.Cd5 Cf6 11.Dg6 fxg6 12.Cxe7+ 1- 0
Facultad perceptiva La derrota tan rápida y demoledora habría afectado mucho al “Ego” del afamado maestro del Bel-Canto que, conociendo su carácter, suponemos se hubiere retirado indignado a su suite sin volver a aparecer hasta la noche, representando el primer papel del “Bajazzo”(“Il Pagliacci”) de Leoncavallo en la Opera de Venecia. Aguzando la imaginación se puede suponer que aquella famosa aria de “Bajazzo” podría haber sido cantada muy emocionada y dramáticamente por Caruso, no sólo por la exigencia del papel, sino también por la humillación sufrida esa misma tarde.
Nota: Para nosotros, un bajazzo en sí ya significa una figura trágica, la misma del Profesor Aschenbach visitando una peluquería para que le tiñeran el cabello y pintaren toda su cara con el fin de tener así un aspecto más juvenil. Es probable que ésa fuera ya la (simbólica) muerte de Caruso en Venecia. Finalmente visitamos las instalaciones de la playa del Hotel Des Bains que no parecen haber cambiado mucho desde aquella “belle époque”. Agradecimos cordialmente la colaboración prestada por la gerencia del hotel, prometiendo enviarle -una vez publicado- este “informe de un visitante” que enriquecerá sin duda sus históricos archivos.
Por Frank Mayer – revisado por Arqto. Roberto Pagura (Buenos Aires) |