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Un buen hombre de terciopelo y seda |
Sucesos en el tablero Con ocasión de su 70 aniversario, la Berliner Schachgesellschaft 1827 Hoy: Berliner Schachgesellschaft 1827 Eckbauer e.V invitó a un gran torneo internacional, durante el otoño del año 1897, al que consideró como favorito Mikhail Chigorin, toda vez que el Campeón del Mundo, Dr. Emanuel Lasker, su predecesor Steinitz y el Dr. Tarrasch excusaron su asistencia.
En aquellos tiempos, el ruso destacaba por su elegante apariencia, cabello negro azabache, tanto en la cabeza como en la barba, pero ante todo por sus impetuosas victorias en ataque. Sin embargo, de vez en cuando se oía de fuentes bien informadas, que el maestro no sentía ninguna antipatía hacia ningún vino exquisito. Después de dos tablas al principio, Chigorin aprovechó su oportunidad en la 3ª ronda y doblegó al funcionario de correos austriaco Adolf Zinkl en una elegante partida.
En una salita aparte del edificio “de los Arquitectos”, donde se celebró aquel torneo, se reunió un grupito de los maestros participantes, rodeados de varios aficionados. En esos momentos se analizó la joven partida de sacrificio del ausente Chigorin. Un ansioso compatriota y ardiente fan del maestro ruso siguió con sumo interés las conversaciones y los análisis. Como él, era de San Petersburgo y estaba en viaje de negocios. Contemplando minuciosamente los acontecimientos en el tablero, se vaticinaba continuamente el brillante final.
Nos encontramos justo ante la coronación combinatoria en su totalidad. Chigorin había jugado ahora 1. Te2!? ¿Qué perseguía con esta jugada? La casilla “d2” ya estaba suficientemente cubierta. ¿Intencionaba, como suponía un glosador posteriormente, de continuar con Ae3 y Th1? ¿O sencillamente esperaba la siguiente jugada errónea, que se pronosticaba a raíz de la masificación de las torres negras en la columna “d”? Toda la ronda de conversaciones ya conocía el final de la partida y se preguntaban los presentes, si quizás Chigorin pudiera haber efectuado ya en aquel momento 1. f6+. Sin embargo, se desechaba este giro como prematuro por no aportar ninguna ventaja. La combinación decisiva de las blancas solo era posible mediante el movimiento defectuoso 1. ....Dd7? Porque en esta casilla, la dama negra se encontraba en la esfera de actuación del caballo blanco. 2. f6+! Axf6 3. Axh6+ Rxh6. Como fácilmente reconocible, tampoco resolvían la situación otras jugadas del rey negro. 4. Cxf6 y Zinkl abandonaba, porque a 4....De6 seguía el mate en tres jugadas. Una vez llegado el final de la partida con los análisis, el comerciante de San Petersburgo ponía entusiasmada sus ojos en blanco y decía: “¿No ha jugado Chigorin de forma maravillosa? ¡Bueno, el maestro ama mucho lo espiritual!” Otro gran jugador allí presente con el nombre de Schiffer, que conocía las costumbres secretas de Chigorin, contestaba secamente: “Sí, especialmente de forma líquida.”
Fuente literaria: Albin Pötzsch (Meissen) Por Frank Mayer revisado por Salvador Aldeguer |