Frank Mayer
Traducido y adaptado por Frank Mayer - Revisado por Salvador Aldeguer

¡No es para tanto! ( y 2)

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2ª Parte

Sin embargo, hubo a otro que sí le provocó daños irreversibles en su conciencia pública: Stefan Zweig, el autor de la “novela de ajedrez”, la narración más conocida en el juego del ajedrez.

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Novela de ajedrez, de Stefan Zweig

Como es sabido, el juego de ajedrez a ciegas desempeña un papel central en la citada novela. El Dr. B., la pieza principal del cuento, se vuelve loco, porque durante su cautiverio de la policía secreta recibe una sobredosis del juego a ciegas, mientras su adversario Mirko Czentovic, un prototipo de fascista sordo y – como lo cita Zweig – “Campeón del Mundo” – no sabe jugar ni una partida a ciegas.

Se nota, qué es absurdo plantear esta imaginaria situación, si se trata de proyectar unos escenarios comparables en otros campos:

¿Un compositor, que debe tocar cada nota en el piano, un filósofo, que anota cada uno de sus pensamientos para no olvidarlos, o un pintor sin una virtud potencial de visión?

Stefan Zweig no entendía casi nada del ajedrez, nombró al caballo a veces “saltador” y quizás se encuentre aquí su desconfianza por este juego.
De todas formas, su postura es típicamente recelosa  frente a unos rendimientos mentales sobresalientes.

No obstante, el público se enfrenta menos histérico a los peligros que representan otros tipos de deporte.

Situaciones y deportes peligrosos

Ocurre, que cada décimo escalador del Mount Everest,  paga esta aventura con su vida.

Sin embargo, cada vencedor del Mount Everest y aquellos, que lo intentan, no están locos y cansados de la vida, si no, que se les considera como unos héroes.

Con admiración se habla de los corredores de carreras automovilistas, que conducen sus bólidos “al límite”, e incluso si sobrepasan aquel límite y estrellan su coche contra un muro o la muchedumbre.

¿Cuántos heridos o muertos ha habido por accidentes durante los “Tours de France” o corredores de maratón que sufrieron un colapso durante la carrera?

¿Es esto más loco o es más peligroso: jugar a ciegas contra 20 o más adversarios durante 12 horas o más?

Todos estos rendimientos deberán ser grandiosos, pero considerando la adicción que existe por batir récordes y sensaciones, el sondeo de las posibilidades del cerebro humano obviamente no goza de una alta reputación.

Los jugadores de ajedrez: ‘siempre crítico’

No obstante, también los jugadores de ajedrez tienen una opinión dividida sobre el juego a ciegas.

Así opinó Morphy, que el juego a ciegas “no demuestra nada” y el ruso Petroff declaró:

“The service of chess does not profit by it. He who plays well without seeing the board will play even better if he does look at it. Therefore these displays are merely shows to dazzle the public.”

Traducido:
"El ajedrez no se beneficia en nada. El que juega bien sin ver el tablero, juega aún mejor viéndolo. Por lo tanto, estas exhibiciones sólo son espectáculos para asombrar al público."

(David Hooper, Kenneth Whyld, The Oxford Companion to Chess, 1996, pág. 45)

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Ilustración sobre Petroff

De forma reveladora se nota el desprecio, con el cual Petroff habla de “dazzle the public” (deslumbrar al público).

Por supuesto, se juega mejor viendo que a ciegas y solamente en muy pocas ocasiones, las representaciones de simultáneas a ciegas sirven para probar el valor de una novedad en la jugada 25 de la defensa siciliana “Najdorf”.

El juego de ajedrez a ciegas es un “show” o digamos un espectáculo – y con esto los jugadores de ajedrez tienen serias dificultades.

Una vista a las fotos de los vencedores de torneos es suficiente para convencerse, con qué desagrado se posan los jugadores de ajedrez.

El traje, en general lo llevan mal puesto, la espalda inclinada, la postura débil, dejan vagar la mirada, la copa o un cheque bancario lo sujetan tímidamente con la mano y todos tienen el aspecto, que parecen decir: ‘preferiría estar en otro lugar’.

También durante una partida de ajedrez, las emociones se esconden.

Totalmente distinto es en el fútbol, donde el júbilo enseguida nos indica, quién ha ganado, mientras en el ajedrez frecuentemente se debe preguntar, quién ha sido el vencedor.

El encanto del ajedrez no se descubre a primera vista y probablemente un aficionado potencial precisa de un toque especial para encontrar la maravillosa fascinación de este juego.

El juego a ciegas como espectáculo de ajedrez, con el cual el rendimiento difícilmente comprensible, podría dar tales impulsos.

Sin embargo, nos permitimos reproducir una foto de George Koltanowski (1903 – 2000), que se captó en Vancouver, Canadá, una vez terminadas unas simultáneas a ciegas.

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Y nos permitimos subtitular la imagen como sigue:

“La agonía del jugador a ciegas”

Nota: en este caso, nos inclinamos por rectificar el título de este artículo:

¡A veces, sí es para tanto!

 

Fuente literaria Johannes Fischer, cortesía Revista KARL

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