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El ajedrez es aburrido – y esto es bueno…… |
El ajedrez es uno de los juegos más aburridos del mundo. Y es uno de los más arduos. Una partida de torneo de alto nivel puede durar, según el reglamento del tiempo disponible, más horas que lo que trabaje un operario en el sector metalúrgico durante un día. Por supuesto, en lo que se refiere a los niños, es totalmente distinto. En general podemos afirmar: cuanto más joven es un jugador, más rápidamente termina una partida. Por regla general, los niños tienen la tendencia de no dedicarse durante mucho tiempo a una sola cosa. Y raro es el caso de un muchacho de 8 años de edad, cuyo promedio sea superior a 10 minutos. Las partidas “Sub-10” no gana el calculador más profundo, el mejor estratega, ni el táctico más listo – sino en la mayoría de los casos aquel que de forma sencilla consigue cometer menos fallos en el tablero que su adversario durante un máximo de 30 minutos. Al fin y al cabo, los jóvenes jugadores se destacan por una cualidad, que les distingue considerablemente de la masa de sus compañeros de la misma edad: “Les gusta ocuparse durante más tiempo en una sola cosa.” Sí, esto es: La capacidad de profundizar en algo, que se teme más en la sociedad actual, que al diablo en la oscura Edad Media. El aburrimiento nunca debe aparecer ni por unos segundos en nuestra sociedad moderna y tan especializada.
Donde se convierte la enseñanza en un entretenimiento, donde los deberes caseros y la televisión en muchos hogares forman una unidad simbólica, donde los profesores de las escuelas primarias se quejan, que sus alumnos no saben ocuparse exclusivamente de un deber de prueba durante el tiempo dado – allí el ajedrez es uno de los últimos bastiones de tranquilidad y constancia. Televisores, ordenadores, ‘gameboy’ son cien veces más atractivos y entretenidos que una partida de ajedrez. Comparado con todo esto, el ajedrez es sencillamente aburrido. Y esto es bueno que sea así, porque en ninguna parte los niños aprenden mejor a ser pacientes y a concentrarse exclusivamente que con el juego de ajedrez. Justo es esto, lo que significa la esencia del ajedrez. Quién está fascinado por el ajedrez, lo está por esto, sin lugar a dudas. De ocuparse intensamente con un problema, buscar estrategias de solución y rechazarlas, de decidirse después de una reflexión madura y vivir inmediatamente las consecuencias de esta decisión. ESTO es el ajedrez: Los esfuerzos y las esperanzas de los responsables de la FIDE son divertidos, si creen que mediante un recorte del tiempo de reflexión, el juego sería más atractivo para los espectadores. La argumentación “de cortocircuito” es: Partidas más rápidas – más espectadores – más patrocinadores – más dinero. Pero lo que vale para las carreras de coches, no debe valer también para el ajedrez. Si los bólidos de la fórmula 1 en el futuro corrieren tan lentos como los caracoles en los circuitos, las masas de espectadores se marcharían. No obstante, si en el ajedrez se jugase con la velocidad de la fórmula 1, se obtendría el mismo resultado. ¿Habéis seguido una vez una partida, tipo “bullet” en el Internet? Es justo esto…. Quién trabaja mucho con los niños, vive muy de cerca, lo laborioso que es el camino del principiante entusiasmado hasta conseguir ser un estudioso y exitoso jugador de torneo. El fenómeno difundido: al principio cuanto más practican los niños, más rápido juegan. Porque con una rutina creciente, saben pensar más rápido. Este proceso es importante para documentar muchos estudios, que el pensador más veloz ganará la partida. Bien entendido: el pensador más veloz – no el jugador más rápido. Referente a los niños, de momento no hay ninguna diferencia: Si saben calcular rápidamente, juegan también más velozmente. Necesitan su tiempo hasta llegar a aprender el aplicar su velocidad de cálculo para calcular con más profundidad.
Si se llega al punto, en el cual la cantidad efectúa el salto dialéctico a la calidad, entonces se producen unos saltos increíbles del rendimiento, que estamos observando frecuentemente en el caso de jugadores de ajedrez con una edad entre 11 y 13 años. ¿Sin embargo, porque necesitan los niños tanto tiempo para llegar a este punto? La razón es tan sencilla como invariable. En este sentido, el ajedrez es un juego contra-natura: Por su naturaleza, el hombre es lerdo. Ve un problema, busca una solución y ya está satisfecho. Pero dado que la solución que primero se presenta, casi nunca es la mejor, transcurren partidas de niños de tal forma como las conocemos: Un tecleado alegre en la velocidad de un coche de carreras, frecuentemente ya no queda tiempo para apretar el reloj. ¿Quieren un ejemplo? Pues, tomemos uno significativo: Para la chica Celin Sommer era mejor correr que pensar durante los campeonatos europeos Sub-8. Ella jugó muy concentrada y creativa en su primer gran torneo y se situó en la parte alta de la clasificación, pendiente de las dos últimas rondas; además con la oportunidad de convertirse en la mejor jugadora infantil mediante la victoria en la siguiente partida. Entonces ocurrió lo siguiente:
Muchos eligen medidas drásticas para reducir la peligrosa velocidad del juego:
Sin embargo, este sería el camino totalmente erróneo. Porque de esta forma, los niños jugarían de forma más pausada – para evitar la crítica de los mayores – pero a lo largo, se frenaría con seguridad su desarrollo. No debemos olvidar el hecho de que la mayoría de los niños no tiene el instinto de dedicarse durante mucho rato a un problema. ¡Pero esta facilidad se puede aprender – pero no se puede enseñar! Sencillamente, cada niño necesita una cantidad determinada y sumamente diferente, de partidas, para recorrer este proceso. Estas pueden ser 100 partidas o 1.000. Bien sea ajedrez “Blitz”, semi-rápido o normal. Lo que cuenta es la experiencia – y la mezcla. Se sabe, que el Gran Maestro Vishy Anand ha jugado durante muchos años un sinfín de partidas semi-rápidas.
Este hecho, obviamente no ha frenado su subida a la cima del mundo y convertirse ya dos veces en Campeón del Mundo. También son legendarias las “orgías” de partidas “Blitz” de Bobby Fischer hoy en día.
Lo importante es: que los niños necesitan tiempo, experiencia y también paciencia por parte de los mayores, para resolver ellos mismos los problemas centrales de aprendizaje en el ajedrez. El ajedrez exige constancia y paciencia por parte de los niños y de los entrenadores. Los niños pueden aprender muchísimo gracias a la dedicación al ajedrez. La virtud de buscar de manera intensa y perseverante las soluciones significa de por sí una de estas capacidades. Pero esta es una, que proporciona casi exclusivamente el ajedrez. De todas formas es la, que el ajedrez sea tan valioso. Si algún día un niño ha aprendido, que vale la pena reflexionar durante más tiempo, más frecuentemente, más profundamente y más concentrado sobre un problema, entonces el ajedrez ha funcionado. ¡Y esto es bueno!
Fuente literaria: Jörg Sommer – cortesía Chessgate.de Barcelona, enero 2008 |